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CATALEPSIA

  • Foto del escritor: Estefanía Gomez Rosas
    Estefanía Gomez Rosas
  • 22 ago 2020
  • 2 Min. de lectura

“Enfermedad en la que los pacientes

tienen un periodo de exagerado

letargo. Están inconscientes

y externamente inmóviles.

En el post mortem (autopsia)

se les considera muertos

y son enterrados vivos”

Edgar Allan Poe

El entierro prematuro

Mi mente es una telaraña en la que se entreteje un caos. Todo es tan confuso, ¡se libra una batalla de contrarios dentro de mí, es horrible!, mi mente maquina un sinnúmero de cuestiones, ¡estoy confundida! Anoche soñé que una mujer trataba de cubrirme con tierra, ella quería enterrarme viva, pero no estábamos en un cementerio o en una cripta, estábamos en mi mansión. Ella intentaba taparme con tierra, y yo gritaba con todas mis fuerzas: ¡Estoy viva, estoy viva!, pero lo único que se escuchaba era un sonido de ultratumba.

Lo más terrible de este recuerdo onírico, fue el momento exacto en el que reconocí el rostro de la mujer, ¡era el rostro de mi madre!, por qué querría enterrarme viva, que motivaba este acto malévolo. Desperté anonadada y aún sigo en el caos incesante, ¡todo es confuso!, me encuentro en la completa oscuridad, trato de levantarme de mi cama, pero me es imposible, siento una fuerza extraña anclándome a este lugar. En este momento estoy entrando en desesperación, siento presión en mis pulmones, el aire me hace falta, siento que el pulso de mi corazón desciende considerablemente, golpeo fuertemente el objeto que obstaculiza mis movimientos, pero es imposible removerlo, no escucho a nadie, escucho la nada, trato de gritar, pero me siento como en una pesadilla surreal, aún sigo gritando: ¡estoy viva, estoy viva! Y al parecer nadie me escucha.

Necesito ayuda, recuerdo pequeñas partes de los sucesos, aun no sé, ¿lo que viví fue un sueño o la realidad?, ¿y si mi madre me enterró viva?, ¡oh Dios mío, es imposible! Mientras estoy divagando en estos terribles pensamientos, encuentro unos cerillos en mi bolsillo de la chaqueta, prendo uno de los fósforos, y me encuentro en las peores circunstancias posibles, alcancé a divisar un cofre que cubre todo mi cuerpo, ¡estoy dentro de un ataúd, mi Dios, auxilio!, en este mundo no existe nada más angustioso en la tierra, “sentir las sofocaciones de la tierra húmeda, la oscuridad de la noche absoluta, el silencio como un mar que abruma, la invisible pero la palpable presencia del gusano vencedor, estas cosas, junto con los deseos del aire y la hierba que crecen arriba” (Allan Poe). Amigos míos, al sujeto que me desentierre, algún día, espero encuentre esta pequeña nota, y logre vengar la muerte de Julieta Capuleto, enterrada por su cruel madre, para que no contrajera matrimonio como su amado Romeo Montesco.

AUTORA: ESTEFANÍA GÓMEZ ROSAS

 
 
 

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