EL TÁRTARO ES MI CUERPO
- Estefanía Gomez Rosas
- 21 ago 2020
- 7 Min. de lectura
“El cuerpo es la cárcel del alma”
Sócrates
Fui condenado por las leyes divinas, estoy encarcelado en una celda sin rejas, ¡un destino trágico me ha atormentado por siglos, con un castigo sin fin! Un eterno retorno, convertirme en polvo, y del polvo resurgir, renacer de las cenizas, esa es mi doctrina: vivo de tal modo que la máxima de mi felicidad y voluntad se conviertan en ley universal, este es mi deber, ¡porque reviviré de todas formas y en todas las formas! Quiero relatar mi historia, ¡no quiero compasión de los mortales, ni bajeza de espíritu! Quiero enaltecer y escribir los acontecimientos, quiero encontrar mi felicidad y liberarme del Tártaro, quiero develar la verdad, mi espíritu está condenado por unos hilos siniestros, ¡unos hilos que las Moiras manipulan sin cesar! Mi nombre es Cronos, el Dios del tiempo, el tiempo es cíclico, no tiene principio ni final, rodamos armoniosamente por el mundo, “¡rodarás y rodarás, tu eres el tiempo, el eterno retorno de lo igual!”, fueron las palabras de mi hijo Zeus, él me condenó al Tártaro por toda la eternidad, el Tártaro es mi cuerpo mortal, miles de vidas han pasado, recuerdo todas y cada una de mis existencias pasadas, pero esta vida es la más hermosa de todas, mi nombre actual es Rubén Darío, soy escritor, vivo en la sabana de Bogotá, tengo una hermosa esposa llamada Julieta, tengo un hogar perfecto, estoy enamorado de esta maravillosa mujer, de ella nacen y renacen mis ganas de existir, ella es más bella que Helena de Troya y mi hermana Afrodita, ella es la más preciada creación, ella es pura, las manos de los dioses moldearon su cuerpo, Afrodita le regaló la belleza, la gracia y la sensualidad, Atenea le ofreció la sabiduría y el don de la palabra, el gran Hefestos moldeó su cuerpo y Hermes le enseñó la astucia, de ella nace y renace el amor Eros, ella es una semidiosa, todos los dioses esculpieron su cuerpo, ¡la amo y la amaré por toda la perennidad! En la vigilia soy el hombre más afortunado del universo, mi esposa está embarazada y tendremos un hermoso bebé en unos días, al que llamaremos Julio César, vivimos en un ensueño, pero al llegar la noche, la oscuridad se apodera de mí, Morfeo domina mi estado onírico y manifiesta lúgubres pesadillas, el Oráculo de Delfos me persigue y me condena con un destino tormentoso, ¡quiero deshacerme de ese castigo divino, no quiero ser inmortal!, solo quiero ser feliz, amar a mi esposa y a mi hijo hasta que la muerte me lleve como a cualquier mortal, ¡no quiero otro cuerpo, no quiero otra cárcel, no quiero otra vida! Quiero hablar con los Dioses del Olimpo, con mis hijos, quiero ofrecerles un sacrificio, encontrar las manzanas de oro, ¡no quiero cometer actos atroces!, ¡quiero amar y ser amado, quiero ser feliz! Las Moiras tienen planes maléficos, mi destino es trágico, el Hado inquebrantable se ha de repetir, porque el tiempo es cíclico, al igual que mis existencias vacías y absurdas en miles de cuerpos, ¡el cuerpo mortal es mi Tártaro, quiero liberarme del Hado de una vez y para siempre! Miles de interrogantes naufragan por mi mente, ¿cómo puedo evitar el destino trágico?, ¿cómo reivindicar mis maléficas acciones?, ¿cómo absolver la condena que impusieron las deidades?, ¿cuáles leyes, sean terrenales o divinas, pueden condonar la sentencia?, ¿por qué los dioses me condenan a una cadena perpetua en un cuerpo mortal?, ¿qué le digo a mi esposa?, ¿es el suicidio el mejor camino?, ¡camino, no hay camino, yo no puedo cambiar el destino!, ¡tengo que acabar con mi vida antes de que la catástrofe llegue a nuestras vidas!, ¿Por qué los dioses son tan malvados?, ya he cumplido mi sentencia, miles y miles de siglos, centenas de sacrificios y sangre derramada, ¡no quiero derramar una gota más, quiero salvarlos y salvarme!, ¡inmortal Zeus, hijo mío, escucha mis suplicas!, ¡Poseidón Dios del océano, hijo mío, escucha mis lamentos!, ¡Hades, llévame al inframundo, hijo mío, no me dejes sufrir en este cuerpo mortal, te lo imploro! ¡Amo demasiado a mi esposa y a mi hijo, por favor, alguien que me ayude!... Los días han transcurrido, mi esposa está muy feliz, ya nuestro hijo ha nacido, es la más hermosa criatura sobre la faz de la tierra, ¡los amo con todo mi ser!, nuestro bebé es tan frágil y divino, lo cuidamos como la ninfa cuidó a mi hijo Zeus, en el monte Ida, en la isla de Creta, donde lo alimentó con miel de abeja y leche de cabra, mi esposa prefiere dormir con el bebé para amamantarlo y cuidar sus pesadillas durante las noches, me estoy acostumbrando a las madrugadas de llantos y de insomnio, preferí cambiarme de cuarto, lo hago por el bienestar de todos, no me puedo trasnochar, debo escribir páginas enteras, mi libro se publicará en pocos meses, debo hacer corrección de estilo, pulir ciertos detalles de gramática, sintaxis, semántica, personajes, tiempo, espacio, narrador, acciones, etc, etc, mi esposa prefiere pasar horas enteras con el bebé, ya casi ni hablamos, su vida gira entorno a Julio César, ¿por qué habrá elegido ese nombre?, ¿le recordará al emperador Romano?, ¿será el nombre de alguno de sus ex amantes?, me lo he preguntado noche tras noche, yo nunca elegí el nombre, lo hizo ella sin mi consentimiento, ¿amará más al bebé que a mí?, ¡pero que estupideces estoy pensando, él es el fruto de nuestro amor, pero siento unos celos enfermizos!, ¿por qué no quiere hacer el amor conmigo?, ¿por qué el bebé debe tener toda su atención?, yo soy el padre, él es el hijo, el amor que ella profesa hacia mí es eros y el amor hacia nuestro hijo es filial, ¡Dioses del Olimpo, libérenme de esta pesadilla sin fin, no sé por qué mi mente maquina estas estupideces, pensamientos absurdos que no me dejan dormir!, ¡necesito ayuda, divago y divago, mi mente entreteje una maraña de tonterías!, ella trata de entablar una conversación conmigo, pero yo me escudo en mi trabajo, el bebé llora, el bebé obtiene su atención de inmediato y ella se olvida de mi existencia, así han transcurrido los días desde que Julio César nació… He investigado un poco, quizás Freud tenga razón, el complejo de Edipo es algo inconsciente e innato en los seres humanos y estoy sintiendo ese trastorno psicológico en mi cuerpo mortal, ¿qué debo hacer?, ¡necesito ayuda, dioses del Olimpo!, Tánatos llévame a la tumba, llévame bajo tierra para que los gusanos devoren mi cuerpo mortal, ¡el cuerpo es mi Tártaro!, ¡libérame de este castigo fatídico, te lo suplico!, no puedo soportar un día más, este bebé me robó el trono, yo era el rey y ella mi reina, yo era el centro de su vida, Julieta me amaba a mí y a nadie más, ahora él es mi sustituto, todo su amor y atención están en el bebé, ¡voy a acabar con esta situación, no dejaré que este nuevo ser acabe con lo idílico que existía entre Julieta y yo, no dejaré que nuestras vidas se derrumben por esta nueva criatura!, ¡el Oráculo me lo había profesado miles de años atrás: “tus hijos te robarán el trono y gobernarán, tú serás olvidado!”, ¡no sucederá lo mismo, no dejaré que este bebé acabe con mi paz y mi vida perfecta! Y llego el día, hoy en la mañana estuvo muy lluvioso, eso significa que los dioses lloraban, las Moiras estaban alterando el curso del tiempo, el tiempo se detuvo por unos instantes, el hilo del destino hizo su aparición final, ¡la decisión final, el destino trágico! Sostuve a mi hermoso hijo entre mis brazos y sin compasión mordí y despedacé pedazo a pedazo todo su cuerpo, empecé por las extremidades para que sintiera el sufrimiento que yo estaba sintiendo, lloró y se retorció de dolor, luego devoré su corazón, dejó de palpitar y murió de inmediato, estaba tan delicioso, su sabor a carne fresca, su sangre y su cerebro son néctar y ambrosía para los dioses, ¡este fue mi sacrificio!, los dioses del olimpo se jactaban viendo tan benévolo espectáculo, ¡llegué al nirvana, vi a mi hijos sonriendo!, este es el castigo que ellos me impusieron por toda la eternidad, ¡malditos sean mis hijos!, ¡Zeus me condenó, su sentencia se repite infinidad de veces en mi cabeza: “el cuerpo mortal será tu Tártaro, padre mío, y por toda la eternidad repetirás las mismas acciones que cometiste en el pasado, devorarás a tus hijos una y otra vez, rodarás y rodarás, tú eres el tiempo, el eterno retorno de lo igual!”, me dedique a escribir por algunas horas, quiero redimir y justificar mis actos, ¡los dioses escucharan mis lamentos!, mi esposa Julieta llegó horas después, en aquel instante, vio mis manos y todo mi rostro ensangrentado, trozos y trozos de carne, pequeños huesos y un el cráneo desfigurado, se arrodilló, lloró y gritó al ver tan horrendo escenario; me arrodillé, le supliqué redención, le explique detalle a detalle mi historia, mi condena eterna, le decía una y otra vez que mi nombre era Cronos, el dios del tiempo, le grite mil veces: “¡el Tártaro es mi cuerpo, Julieta, debes orar a los dioses del olimpo, tu eres mi salvación!”, pero ella no me escuchaba y nunca me escuchará…
Autor: Rubén Darío
Bogotá, Colombia 2020
Manicomio de Sibaté, Colombia 05 de Junio del 2020
Paciente ingresado el día 05 de Octubre del 2020
Nombre: Rubén Darío
Edad: 33 años
Profesión: Escritor
En el lugar de los hechos se encontró a su bebé desfigurado y desmembrado, la esposa estaba en shock. El paciente abrazaba un libro con las manos ensangrentadas, él narró toda la historia de su alter ego en aquel relato, describió el homicidio. Siempre repite las mismas palabras: ¡el Tártaro es mi cuerpo, Julieta, debes orar a los dioses, tú eres mi salvación! Se diagnóstica al interno con esquizofrenia en sentido positivo, presenta alucinaciones, delirios y comportamiento desorganizado, ha perdido el contacto con la realidad, manifiesta trastorno bipolar, su alter ego es Cronos, el dios del tiempo. Se le ha mantenido en observación por ocho meses. Manifiesta demasiada acción cerebral en la parte del sistema límbico (Nucleus Accumbens) y una hiperactividad en la zona mesolímbica del cerebro. (libro de Psicofarmacología, 2015).
Observación #1: Debe mantenerse al paciente internado en la clínica psiquiátrica de Sibaté en una habitación protegida, el paciente ha perdido totalmente el contacto con la realidad, se debe actuar con precaución y diariamente se mantendrá en observación y en aislamiento, se ha manifestado con ideas de canibalismo y asesinato de bebés, ve a los dioses del olimpo, escucha voces alucinatorias, deidades que lo culpan y amenazan con castigo, manifiesta delirios, siempre se siente perseguido o juzgado (psicosis paranoide).
El paciente fue juzgado a cadena perpetua, permanecerá en el manicomio de Sibaté hasta que las leyes jurídicas así lo establezcan. Se debe dar una dosis diaria de fármacos antipsicóticos, los cuales bloquean la recepción de dopamina en el cerebro del paciente.
Doctora Elizabeth
Manicomio de Sibaté
AUTORA: ESTEFANÍA GÓMEZ ROSAS
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